21.10.08

Los nuevos atamanes

Pocas cosas más repugnantes para un ciudadano, en un Estado occidental, que la imagen de políticos prepotentes que se sienten por encima del bien y del mal. El otro día vino el tal Barreda a contar la milonga de la reforma del estatuto que las élites políticas castellanomanchegas han pergeñado. En realidad, una reforma perfectamente prescindible que nada aporta a los ciudadanos avecindados en las cinco provincias que conforman la región.
El caso es que Barreda llegó, vio y amenazó:
como me toquéis el estatuto, me lo llevo de vuelta, copiando esas hermosas imágenes de deslealtad que, hasta ayer mismo, eran propiedad exclusiva de los nacionalistas periféricos vascos, catalanes y gallegos.
Alguien debería explicarle a estos políticos de pueblo que, en los procesos de reformas estatutarias, las Cortes Generales no están sólo para decir amén a lo que los caciques autonómicos han muñido en sus respectivos feudos electorales. Están para modificar y retocar lo que crean más conveniente en función del interés general de los ciudadanos españoles considerados en su conjunto.
Pensar en términos de España ya no está de moda entre nuestros voivodas locales. El gran éxito de los nacionalistas no fue condicionar la política nacional, qué va. Su gran éxito, en realidad, fue acabar con la trama de afectos de la que hablaba Arcadi Espada. Y las palabras de Barreda son una muestra magnífica de ello. Dejación de España, le llamó a todo esto Helena Béjar en un libro magnífico del que algún día les hablaré. Dejación de España que hicieron los progres en la transición, fascinados por el oropel de la regional.
Y así estamos

PS: "Los asuntos españoles no han devenido asuntos europeos, sino asuntos extremeños, catalanes, vascos o gallegos. […] España fue una trama de afectos. Paradójicamente este afecto se consolidó en la miseria y en la derrota de postguerra, a la intemperie y al margen de la pútrida vociferación franquista, y tuvo mucho que ver con las nutridas migraciones interiores que son las que fundaron, en realidad, la España moderna".

Espada, Arcadi: Ebro/Orbe. Tentadero, Barcelona, 2007. Página 223.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Dejémonos de rollos hagamos un referendum el resto de España para ver si queremos a estos tipejos como compañeros de viaje.
Yo francamente, no les quiero.
Por otra parte, Mariano mirando al tendido con el careto de payaso que le caracteriza, es que no sabe ser gallego, lo intenta pero no le sale.

Jorge Castrillejo dijo...

Tienes un premio en mi blog.