6.8.08

Dictadura y democracia. Reflexiones al hilo de un libro

Me cuesta leer novela. Cada vez más. No tengo mucho tiempo, a lo largo del día, para leer y el poco que tengo me gusta aprovecharlo. Con la novela, hace años que me asalta la sensación de estar perdiendo el tiempo. Jimena, que es más sabia, me dice que no, que me equivoco; que la novela es también una fuente de conocimiento y, sobre todo, de experiencia.
El caso es que el bueno de
Roger me regaló, para mi cumple, Radio Ciudad Perdida, del peruano Daniel Alarcón. Es buena, pero me costó leerla. Un país en Iberoamérica, una guerra civil ya terminada, unos desaparecidos. Un programa de radio que los recuerda y, a través de ello, varias historias personales. Todas ligadas por lazos de infortunio y fatalidad, que es lo que mantiene unido a un país después de una guerra civil. Una locutora, cuyo marido desapareció en la guerra; una aldea en la selva, maltratada igualmente por ejército y terroristas. Un informante fantasioso, miseria. Un centro de tortura. Un hombre nuevo. Unos pueblos en los que se borra la historia…
Las dictaduras son todas un horror.
Pinochet, Ceaucescu, Videla, Castro, Franco, Jaruzelski, Pol Pot, Salazar, Mengistu, Mao, Mugabe y tantos otros forman parte de la historia universal de la infamia. Además de ser unos ladrones, en la gran mayoría de los casos. Es cierto que, cuando se van, algunos dejan el país armado de clases medias y listo para competir en el mundo, y otros dejan un erial del que se tarda años en salir. Pero eso no justifica su existencia, como tampoco la justifica los supuestos avances en el ámbito de la sanidad o la educación. No. Nunca. Todos los gobiernos autoritarios o totalitarios tienen una profunda ilegitimidad de origen y funcionamiento, y desconocer eso es no haber comprendido el siglo XX.
Ya saben, la democracia es aquel sistema en el que, cuando alguien llama a tu puerta a las dos de la mañana, sólo puede ser el lechero.
A veces no nos damos cuenta, pero eso quizá sea lo más importante. Cosas como poder consultar internet sin miedo a la censura, poder debatir en espacios como este sin miedo a que un agente de la policía secreta nos busque y nos detenga.
En cualquier caso, me gustó el libro. Y se lo recomiendo, lector.

PS:
Karl Popper, una de los intelectuales más dignos que pisó el siglo XX dejó escrito en La sociedad abierta y sus enemigos que “la tentativa de llevar el cielo a la tierra produce como resultado invariable el infierno”. Pues eso

PD: Mañana todo el día en
Errioxa. Hay que ir cerrando temas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Solo un detalle, el último enlace está mal puesto. El correcto es La _Rioja

Unknown dijo...

Perdiu, te sales con la última frase.
¿El cielo es el lugar de la paz y la concordia de la almas?
¿que me viene a la mente por paz, concordia, diálogo...? ¿que es...?hummmm...
Por cierto, no se justifique tanto, es cierto que todas las dictaduras sonm reprobables.
Pero hombre, si al menos te dejan negociar y no vives en la mierda...
Concluyo que, inevitablemente, no son iguales todas las dictaduras.
No es igual estar preso en zulo, que en un chalé con piscina