1.3.08

del Estado de derecho como concepto

Un grupo de salvajes se paseó ayer por el centro de Madrid. ¿La excusa? Que otro grupo de salvajes había anunciado con anterioridad que se pasearía por la misma zona. Son salvajes. Las etiquetas políticas, con las que intentan dar forma a su bestialidad no son sino pantallas para esconder su inanidad. Nada de antifascitas; sólo salvajes.
Dice una de las bestias, hablando en nombre de una supuesta plataforma supuestamente política que "No podemos ni vamos a permitir que grupos fascistas, nazis o xenófobos se manifiesten tranquilamente en el centro de nuestra ciudad, en nuestra Plaza de Tirso de Molina". Lo que este niñato asilvestrado no sabe es que, en un Estado de Derecho, él no es nadie para impedir que nadie se manifieste en ningún sitio. Eso es cosa de los jueces en última instancia y en primera la delegación del gobierno.
Cuando grupúsculos de idiotas, ya se reivindiquen de la derecha o de la izquierda, intentan dictar sus leyes y sus propias normas, crendo espacios liberados, siquiera simbólicamente y se enfrentan con la autoridad del Estado en la calle, a éste, para seguir siéndolo, sólo le queda una salida.
Los antidisturbios.
PS: Chateaubriand escribió en algún sitio que "el poder que se degrada y empieza a regatear con sus enemigos nunca obtendrá clemencia". Pues eso

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