14.12.07

Fuerteventura. Impresiones

Uno de los días nos acercamos a Fuerteventura. La concesión del ferry la tienen dos compañías diferentes. El viaje dura apenas quince minutos. Desembarcamos en Corralejo. Tenemos un guía de lujo. Ya saben, aquello de que la familia es el único hotel abierto veinticuatro horas. Un reencuentro es siempre hermoso. Nos acercamos a Cotillo para ver la parte occidental de la isla. El mar está embravecido. Es hermoso. La playa, algo nudista, nos sorprende por lo agreste. “El pescado de esta parte de la isla se paga más caro que la de la otra, precisamente por la bravura del mar”, apunta jotabé. Almorzamos junto al mar. Como no puede ser de otra manera, en algún momento de la conversación sale Sanabria. El camarero, que resulta ser paisano, está al quite y nos cuenta: es de Benavente y echa de menos los inviernos fríos de la ciudad de los dos ríos. Seguimos en ruta y bajamos hacia Tindaya. El paisaje es desolador y me recuerda a lo que debió ser en su día la provincia española del Sáhara. Algunas casas. Alguna palmera, carreteras y horizonte. Un horizonte que la mirada es incapaz de abarcar. Ninguna vida, en realidad. Alguna que otra foto. Giramos hacia la parte oriental de la isla, para entrar en Puerto del Rosario, antiguo Puerto Cabras, actual capital de la isla. Volvemos a Corralejo por la costa oriental y atravesamos el Parque Natural de las Dunas de Corralejo. La arena del Sáhara se va depositando, sin prisa, sin pausa, en esta parte de la isla. El futuro ya está aquí, le digo a jotabé mientras atravesamos las montañas de dunas. Volvemos a Corralejo y embarcamos.
Apenas hemos tenido contacto con canarios. El personal de los servicios es extranjero o peninsular. Tengo la sensación de que lo que ha mantenido a Canarias en España, especialmente durante los años de la descolonización africana, han sido dos cosas: la presencia marroquí, a menos de cien quilómetros de Fuertenventura, elemento de disuasión suficiente para lo que pudiera ser el incipiente independentismo canario. El otro factor es el odio feroz y cainita que hay entre islas. Las declaraciones de los altos cargos de los cabildos de Tenerife y Gran Canaria, unos en contra de los otros, no encuentran parangón, creo, en ningún otro lugar de España.

PS:
está claro que con dos tardes no le bastaba. Cuatro años después, y el simplón de león sigue sabiendo de economía lo que sabe el rojerío medio en este país. Nada. Pero nada de nada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El IPC como cualquier índice de este tipo sólo refleja la tendencia, no la realidad. Hay productos básicos que han subido mucho más que ese 4,1 % publicado, de hecho, p.e. la leche ha subido alrededor de un 50% en determinadas marcas.
Otro más. En la lonja de Toledo, los huevos L, han pasado de 0,73€ en la semana 21, 18-V, a 1,08€ en la semana 48, 30-XI. Y así con muchos productos esenciales.
Como se puede comprobar la economía es cuestión de todos los días, y no sólo de un "par de tardes".