20.9.07

Un pueblo que camina...

A veces, me fascina lo incomprensible. Uno habla una lengua, por ejemplo, y ha de hablarla con quien quiera y con quien pueda. Pero no acabo de comprender porqué hay que animar a otros que hablen lo que uno habla. Este espíritu misionero que se pone en la lengua como si fuera un dios que hay que dar a conocer. Ahora en Galicia andan recuperando la “dignidad” del gallego, como si la lengua fuera un ser vivo. Organizan fiestas para “animar a las familias a que hablen gallego”. Los nacionalistas vascos se ven a sí mismos como un pueblo en marcha. En Álava organizan “fiestas” como el Araba Euskaraz (literalmente, en Álava, en eusquera), o montan rutas como el Kilometroak, todo ello para imponer una lengua que no se habla allí desde hace más de ocho siglos. Pues bien, hay que impugnar de frente los mitos del nacionalismo. El gallego no es la lengua propia de Galicia, como el catalán no lo es de Cataluña ni el castellano de España. No hay lenguas propias. Las lenguas son herramientas vivas de comunicación, que vienen un día y se van cuando dejan de ser útiles. Ni más ni menos. Y puestos a tener lengua propia, en gran parte de la península en realidad sería el latín. El concepto de lengua propia es un concepto fascista que deriva de aquel principio medieval del “cuius regio, eius religio”. Decía que estos mitos hay que impugnarlos de frente. Ahí están los de la Plataforma “Tan gallego como el gallego”. Porque tan gallego es un ciudadano de Orense que no se expresa habitualmente en gallego, como uno de La Coruña que lo hace de ordinario en dicha lengua. No se es más ni mejor catalán por hablar catalán en casa o en el trabajo. No es más catalán uno de una masía en Lérida que uno que viva en Cornellá. No se es mejor vasco por dominar el eusquera…

PS: Ahora bien: mientras las élites nacionalistas checas, húngaras, polacas o croatas están exigiendo la enseñanza exclusivamente en su idioma materno para los hijos de los campesinos y los obreros, ellos mismos aprenden con fruición alemán, francés o ya, poco a poco, también inglés.

Sosa Wagner Francisco y Sosa Mayor, Igor: El Estado fragmentado. Modelo austro-húngaro y brote de naciones en España. Editorial Trotta, Madrid, 2007. Página 133.

PD: de nuevo de camino a la cueva de Hércules.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho su comentario señor Perdíu, está muy bien explicado. A lo mejor ya leyó este artículo sobre el mismo tema,
http://www.abc.es/hemeroteca/historico-19-01-2005/abc/Opinion/lenguas-minusculas_2088758188.html

Hay una cuestión que siempre me ha intrigado, teniendo en cuenta que la lengua es algo con vida propia y alimentada por las gentes que la hablan ¿es posible modificar políticamente el predominio de una sobre otra? (Sin emplear el genocidio, claro).

Anónimo dijo...

No sé si ha salido bien el enlace, el artículo se llama "lenguas-minusculas" y está en los archivos de opinión del ABC.