11.4.07

Los otros

Me regaló Jimena, por mi onomástica, Identidades proscritas. El no nacionalismo en las sociedades nacionalistas., el último libro del donostiarra Juan Pablo Fusi. Me lo he devorado en pocos días porque me ha pasado lo mismo que con su anterior libro La patria lejana: el nacionalismo en el siglo XX: es un texto de fácil lectura, ya que es demasiado descriptivo y muy poco explicativo. Por un lado, cuando aborda temas que el lector desconoce (en mi caso, Sudáfrica o Escocia), esto es una virtud, porque permite un primer acercamiento, bastante esclarecedor, a las “otras identidades” de ambos lugares; pero por otro, cuando aborda temas más cercanos (vg. el País Vasco), no deja de ser un recopilatorio de lugares comunes y argumentos ya escritos.

La parte más brillante del libro es, sin duda, la constatación de que, lejos de constituir las sociedades homogéneas con las que sueñan los nazi-onalistas, las sociedades analizadas, como todas las sociedades modernas, han sido sociedades plurales, heterogéneas y complejas. La tradición obrera y explícitamente antinacionalista en el País Vasco (al menos hasta lo de Patxi, vicelehendakari), la tradición protestante irlandesa, los judíos asimilacionistas y no sionistas, las tradiciones liberal y comunista sudafricana, la tradición laborista escocesa… en fin, identidades que no han seguido la tendencia nacionalista en sus territorios y que han de ser conocidas para evitar que, como nos pasa en España, los árboles no nos dejen ver el bosque: a saber, nacionalistas vascos o catalanes reclamando la pluralidad y heterogeneidad del Estado mientras reclaman la homogeneidad de sus respectivos territorios. España es un país plural, sin duda (¿Hay alguno que no lo sea?), pero también lo son Cataluña, el País Vasco, Valencia o Galicia.

Corolario: «Un pueblo, una sociedad, una época democrática», escribió [Tocqueville] en un borrador «no quiere decir un pueblo, una sociedad o una época en los que todos los hombres sean iguales, sino un pueblo, una sociedad y una época en los que ya no existan castas, ni clases fijas, ni privilegios, ni derechos privados y exclusivos, ni riquezas permanentes, ni propiedades fijas en manos de las familias, es aquella en la que todos los hombres pueden ascender o bajar constantemente, y mezclarse de todas las formas posibles».

Schleifer, James T.: “Un modelo de democracia: lo que Tocqueville aprendió en América” en Elía, Oscar (coordinador): Alexis de Tocqueville. Libertad, igualdad, despotismo. FAES, Ávila, 2007. Página 23.

Recomendación electoral: Alejandro Fernández, treinta y un añitos, es el candidato popular a la alcaldía de Tarragona. Con el mérito que eso tiene. Además, parece pertenecer a esa rara corriente del pepé que se proclama liberal, y no cristiano-demócrata, de centro de toda la vida, reformista o zarandajas por el estilo. Tiene una bitácora interesante. No dejen de visitarla.

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