8.12.06

Vicio

No tengo remedio. Voy camino de la biblioteca para devolver los últimos libros que saqué y voy jurándome a mí mismo que no voy a sacar ninguno más hasta que me lea los que tengo pendientes en casa. Imposible. Me encamino hacia donde están las bibliotecarias y por el camino me digo, "hombre, por echar un vistazo, no pasa nada, que voy bien de tiempo". Y ahí vuelvo a caer.
El primero que me asalta es Historia de un alemán, de Sebastian Haffner, del que ya había leído buenas críticas cuando lo publicaron. Me digo, "venga me llevo este".
Cuando estoy a cinco metros del puesto de devolución, es la monumental obra de Jose María Zavala En Busca de Andreu Nin la que me asalta.
Ya desde la facultad me ha llamado la atención la historia de Nin, igual que la de Robles y todos aquéllos que fueron doblemente perdedores, contra Franco y contra los suyos. Ya saben, la integridad del gobierno Negrín, la estricta legalidad republicana, la heroica lucha del PCE por la democracia ante el abandono de ls democracias burguesas... (las calles de Barcelona llenas de pintadas: "Negrín, ¿Dónde está nin?", "En Salamanca o en Berlín"). Lo que no sabía, pero lo he leído ya en las cien páginas que he leído entre la noche de ayer y de hoy es que Orlov, el asesino de Nin con la complicidad de la Pasionaria y otros santones de la izquierda, optó por desertar a los Estados Unidos cuando le llegó la hora de volver a Moscú, donde sabía lo que le esperaba. Imagino que en la recuperación de la memoria histórica, el partido comunista pedirá que se busquen las fosas comunes en las que están enterrados tanto Nin como Robles. Cuarenta años antes que los militares argentinos, los comunistas españoles también hacían desaparecer, alehop, gente de la noche a la mañana.
Ahí va una tarea que propongo para la coordinadora del Programa para la creación del Memorial Democrático de la Generalidad, que depende de Joan Saura: un dinerito para buscar la tumba de Nin y condenar, ahora que está tan de moda, a los que lo asesinaron
Total, a lo que iba, que dejé tres libros y cogí otros dos. No tengo remedio.

PS: Rome anda luchando por algo tan etereo como la democracia interna en los partidos políticos. Ánimo desde aquí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Su vicio aunque algo perverso por ciertas lecturas elegidas no deja de ser sano. En cuanto al tema de Andréu Nin estoy absolutamente de acuerdo con usted. Cualquier gesto para intentar aliviar la aberrante barbarie estalinista será bien recibido aunque creo que llegaría tarde y mal. De Orlov y personajes similares del KGB ya no me sorprende nada.
PS: ¿Sabia usted que hay un paseo en Barcelona dedicado a Nin? La crueldad llega cuando descubrimos que han construido en él un “cortingles”.