29.12.06

Impresiones Bátavas

Llegamos con puntualidad holandesa. Hace frío. En el aeropuerto, hay un joven de unos catorce anhos de edad fumando.Qué buena gente son los tíos de Jimena. Oscurece a las cinco y cuarto. Hoy hemos ido todo el día de excursión. Hemos pasado por Den Oever, Den Helder y Alkamar. Hay un pueblo llamado Ana Paulowna, en honor de la mujer de uno de los primeros reyes holandeses. El trabajo que han realizado los holandeses con los diques a lo largo de los siglos impresiona. Hemos estado paseando por alguno de ellos. El mar del norte, majestuoso.
Entramos en una librería. Sorprende la cantidad de literatura espanhola que está traducida al holandés. Para el tío de Jimena compramos Blinde Zonnebloemen, es decir, Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez, traducido lógicamente al holandés. Un conjunto de relatos protagonizados por perdedores de la guerra civil y del que hace tiempo me habló Jesús. La buena literatura es buena literatura siempre.
Y por cierto, qué pequenhas se ven desde aquí las sandeces de nuestro presidente.

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