19.9.06

Una mano

Una compañera de trabajo. Tiene un problema en una mano. Me di cuenta ayer en la cena. Siempre la esconde: en las presentaciones, cuando come o habla en público. En la mesa la tiene siempre escondida. Y yo pienso. Cada persona tiene una cruz. Y nosotros, siempre con nuestras cavilaciones, nunca prestamos atención a nadie que no seamos nosotros mismos. Pensamos que nuestros problemas son los problemas del mundo. Olvidamos el drama de esa anciana que baja sola las escaleras, de ese hombre que ya no es feliz, o de esa compañera que hemos conseguido que se avergüence de su mano. Dice el diccionario que compadecerse es “compartir la desgracia ajena, sentirla, dolerse de ella”. Dolerse de ella. Quizá sea esa la clave.

Recuerdo, esta tarde, un verso de César Vallejo. Siempre Vallejo: “un óxido profundo de tristeza”. Y es que “Enfrente a la Comedia Francesa, está el Café /de la Regencia…

Quizá sea el otoño.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, Perdiu, no todos lo olvidamos. Yo doy gracias cada dia por lo que tengo y hago voluntariado. Creo que todos, sin excepciçon podemos dedicar un par de horas a la semana a los demás, si no lo hacemos e sporque nos es más cómodo ir al cine o jugar a las cartas, o comer con nuestros amigos, pero todo es compatible. Anímate y haz alguna actividad, aunque te de pereza (y a mi me da mucha pereza) es necesario.

Anónimo dijo...

Amigo, no creas que tus aportaciones al mundo son escasas. Leerte cada mañana es un placer por el que te estamos agradadecidos. Dar no solo es entregar, es compartir, querer, sonreir,,, y no solo por los que vemos o sentimos cerca, si no por los que ni siquiera sabemos quienes son. Los ideales se crean y mantienen cada día. Y tu nos ayudas en ello. Gracias.