21.9.06

Retratos sobre lo que pasa

No sé bien a dónde nos llevarán las pesquisas de El Mundo. No sé si tiene razón, y si detrás de los atentados está la ETA o no. Tengo claro que el pesoe no está. Otra cosa es que haya etarras o policías “corrutos” que diría el estadista Blanco. En general, me interesan más algunos retratos que vamos conociendo a raíz de todo esto.

Primer retrato. Cuando un medio es crítico con el poder, las descalificaciones caen en cascada: sindicato del crimen les llamaban hace quince años por denunciar a los escuadrones de la muerte montados por el gobierno del partido socialista. Pedro Jeta, le decían, por denunciar el saqueo del Estado. Ya se sabe, lo mejor para se críticos es hacer de Rubianes. Si estás en Cataluña, dócil con la Gene y látigo con España. Si estás en Madrid, dócil con el pepé y leña a Cataluña.

Segundo retrato. ¿Qué cree el 60% de la Cámara que debe hacer el 40% que está en la oposición? ¿Reír gracias?, ¿pedir perdón por existir?. ¿Qué significa “política tóxica”? ¿No suena demasiado a término estalinista? ¿Quién decide lo que es tóxico y lo que no? ¿El gobierno acaso?

Tercer retrato. Ya sé que no cree en la democracia pero, ¿A qué se refiere Gaspar Juséin cuando habla de “pararle los pies al pepé?. ¿Los va a meter en la cárcel?, ¿Una buena temporada en el GULAG?, ¿ilegalización preventiva?. ¿Quién se cree este tío que es, con sus cinco diputados para pararle los pies a nadie? La expresión es de un matonismo que asusta.

Cuarto retrato. Alguien se está metiendo en un lío y no saldrá bien parado de todo esto. O El Mundo y la COPE, o el gobierno y sus portavoces. En cualquier caso, denunciar que investigar esto atenta con las instituciones suena demasiado a los “complot judeo-masónicos” que denunciaba el dictador.

Quinto retrato. La nota de prensa del Colegio cubano de periodistas, perdón, del Colegio catalán, es para enmarcar. Todo un canto a la libertad de decir lo que otro no quiere oír, que eso es, precisamente, la libertad de prensa. Léansela entera que no tiene desperdicio. Menos mal que no son ellos, sino los lectores o los jueces, los que deciden qué es periodismo y qué no. Al menos en un país normal.


PD: impresionante el trabajo de Daniel Sirera en el Parlamento de Cataluña, denunciando los contratos vacíos de contenido firmados por el tripartito. Imagino que estas cosas no salen en tevestrés.

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