5.4.06

Márai

El azar de la mudanza, que ha dejado la casa hecha unos zorros, me ha extraviado los cinturones y nos obliga a Jimena y a mí a sentarnos en el suelo, ha hecho desaparecer La aventura del tocador de señoras precisamente cuando empezaba a animarse. A cambio, me ha entregado Soldados de Dios, de Kaplan y Tierra, Tierra, el segundo volumen de las memorias del escritor húngaro Sándor Márai. El volumen de Márai me lo regaló mi suegra por mi cumpleaños, pero entre viaje y viaje le había perdido la pista. Márai es un autor que me gusta mucho. Lo primero que leí de él, hace algunos años, fue El último encuentro, un libro magnífico que reflexiona sobre el sentido de la amistad a través de los años. En cualquier caso, he decido, antes de adentrarme con el de Tierra, Tierra, sacar de la biblioteca las Confesiones de un burgués, el primer volumen de su autobiografía, en el que se describe la Europa central de entreguerras, esa sociedad que, aunque llegó moribunda al siglo XX, demostraba que era posible la existencia de otras lealtades (no necesariamente nacionales ) para organizar la vida ciudadana. La monarquía austriaca, muerta en los albores del siglo, era la última esperanza, como forma de organización política, para haber evitado todo lo que vino después...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo no sé por qué no se lee el último encuentro en el instituto, la verdad. Me hubiera encantado a los quince añitos.

Otro muy intenso es "Interludio en Bolzano".

Anónimo dijo...

Gracias por las recomendaciones, intentaré seguir algunas. ¿Las confesiones de un burgués está en la línea de El mundo de Ayer? Si es así merecerá la pena.
Y Andalucía...si fuera de Sevilla nadie sabe lo de las facturas falsas.
Los viajes...si son agentes políticos que controlan las universidades y mantienen a raya a los derechistas...si estamos en el tercer mundo, si una cuarta parte del paro está allí...madre mía si Chaves va a ganar por mayoría absoluta!

Pedro dijo...

Lo que mas gustaba a los catalanes de la monaquía austríaca era la capacidad para hacer convivir realidades nacionales tan distintas bajo un mismo techo.
Por eso mismo el país mas jacobino insistió mucho en el tratado de Versalles en desmembrar el imperio Austro-húngaro. El resultado salta a la vista en los Balcanes y en Europa del Este en general.

El Perdíu dijo...

Armando, llevo poco leido de las confesiones de un burgués y quizá lou red tenga razón. A mí también me fascino El mundo de ayer.
Lou, yo también te recomiendo el último encuentro.
Pedro,vuelvo a discrepar, cuando la monarquía austriaca en España no había realidades nacionales, eso es un mito. Por eso digo que, en realidad, lo que le gusta a Requejo es cómo acabó. Pocos más jacobinos que los nacionalistas catalanes o vascos.

Clausius dijo...

Si yo contara lo que tuve que lidiar en su día con la panda de subvencionados de mi Universidad...

No me extraña para nada lo de Raúl Rivero. Pero lo curioso es que yo me he enterado por los medios de comunicación (bueno, por algunos sólo). En la Universidad no se habla para nada de esto.