23.3.06

Alimentando el espíritu

Ayer fue un día de charla, sobremesa y aprendizaje. Comida con mi amigo Jesús, toledano, hombre de bien, a quien mis improbables lectores pueden seguir también vía web. Siempre se aprende hablando con personas sensatas. Ayer, nos asaltaba a los dos la misma duda: no somos nacionalistas españoles, pero cuando tienes enfrente discursivamente a nacionalistas (vascos, catalanes, gallegos...) o entras en su juego o estás perdido, porque si no hablas de lo que ellos quieren no entras en el debate. Y si te identifican como no nacionalista, creen que únicamente eres no nacionalista español, en vez de identificarte también como (radicalmente) no nacionalista vasco o catalán. No sé cuál es la respuesta ni la estrategia, pero no creo que deba ser más nacionalismo. A mí se me ocurrían dos:
  • No entrar en su lenguaje (nada de lengua propia, nada de Estado español, nada de déficit fiscal catalán...). Hablar su jerga es permitirles jugar con ventaja.
  • Lealtad a las normas, a los proyectos de convivencia que respeten a las personas, a los ciudadanos. Nada de lealtad a las tribus. Las minorías están más protegidas en España que en una Cataluña independiente.

Por la tarde, charla con Oscar de camino a la presentación del libro de Arcadi Espada, en el hotel Villarreal. El salón, a reventar. Boadella magnífico, presentando su propia alternativa de Estatuto. Arcadi Espada, lúcido, certero. Al final, venciendo mi naturaleza tímida, me acerqué a que me lo firmara. Madrid. Tierra de hombres libres. Jimena lo sabe. Se lo dije al profesor Espada. En la villa y corte siempre tendrá su asiento.

PD. Al hilo de lo de la ETA. Me gusta la opinión de mi amigo Rogelio, que publica ABC. Yo tampoco me fío. No quiero ser un aguafiestas, pero esto me suena a la necesidad que tiene la ETA de poder presentarse a las municipales del año que viene, porque están perdiendo mucha influencia en el País Vasco. Recomendable, como siempre, Juaristi.

PD2.Y el maltratador Eguiguren llevaba cuatro años hablando (¿de qué?) con el secuestrador Otegui.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo. Lo primero es no caer en utilizar el lenguaje nacionalista. Desterrar esos términos de "Cataluña" y "España" (refiriéndose al resto de España) como si fueran cosas separadas. Desterrar el "odio a Cataluña" cuando en el peor de los casos sería "odio a los nacionalistas catalanes". Y así sucesivamente.

Pero esta batalla la tienen bastante ganada. En algún blog hice un comentario en este sentido y fui rápidamente vilipendiado. Habrá que seguir en ello sin caer en el desánimo.