Escribe el arquitecto de izquierdas e independentistas Oriol Bohigas en el El País el día 27 de julio un artículo sobre la degradación de la Plaza Real en Barcelona, en la que vive (aunque eso no lo dice). Hablando de lo mal que está la plaza, tiene un párrafo final que dice:
¿Habrá que rebajarnos y reconocer que la política proclamada honestamente por las izquierdas en favor de una tolerancia democrática está siendo un fracaso y que hay que pedir prestada a la derecha intolerante unos métodos que nos dan asco, pero que, por lo visto, no sabemos sustituir por una autoridad fuerte y democrática? ¿Habrá que pedir consejo a los alcaldes de Salamanca, León o Valladolid, que, según dicen, saben mantener el orden en sus centros históricos?
Lo comenta, con la maestría habitual, Arcadi Espada en su blog. Les recomiendo el comentario, porque el mío no sería mejor, sin ninguna duda.
Yo sólo quiero volver a destacar la articulación de los nombres y adjetivos en la cadena del artículo:
- política, honestamente, izquierdas, tolerancia, democrática
- Derecha, intolerante, asco
Y yo me pregunto si este analfabeto arquitecto de izquierdas habrá disfrutado alguna vez de un paseo por el barrio húmedo de león, cuando llega el invierno y las horas de la tarde caen sigilosas sobre la urbe; me pregunto si este nacional socialista burgués se ha sentado alguna vez en la plaza mayor de salamanca a no pensar en la patria y en la lucha de clases, si no a disfrutar de una tarde de otoño. También me pregunto si sabe dónde está Zamora, si alguna vez ha disfrutado de sentarse en la plaza de Gonzalo Arias en primavera, a primera hora del día. Aunque quizá todavía piensa que en esta ciudad no hay aún agua corriente.
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